Finalmente este Domingo 2 de octubre se llevaron a cabo las elecciones en Brasil, con un clima muy polarizado, después de años Lula pudo volver a presentarse como candidato, pese a la chicana  de Luladrón y las fake news que caracterizan la campaña de Jair Bolsonaro la mayoría del electorado Brasileño se inclinó por Luiz Inácio Lula da Silva.

Incluso en la embajada de Brasil en Argentina donde hicieron 7 cuadras de cola para poder elegir a su candidato.

¿Por qué Lula pasó 580 días en la cárcel y luego su condena fue anulada?

A falta de pruebas concretas contra el ex-presidente, Sergio Moro lo condenó gracias a una dudosa innovación jurídica de su propia invención: el «acto oficial indeterminado». Durante una conferencia en la Universidad de Harvard en abril de 2018, el juez explicó que en los casos de corrupción de políticos y grandes empresarios no siempre es posible identificar un acto específico del agente público que caracterice el delito. Para ello, recurrió a un concepto de la película El padrino. Moro recordó que, en un momento determinado del filme, un personaje pide asistencia a Don Corleone, quien accede a ayudarlo. Al final de la escena, el hombre le pregunta al jefe mafioso qué quiere a cambio. Moro repite la respuesta de Don Corleone: «Ahora no quiero nada, pero un día, quizá un día, te pediré algo, y entonces necesitaré que me devuelvas el favor». Basándose en el método de Don Corleone, en uno de los procesos Moro condenó a Lula a 12 años de prisión, acusándolo, sin ninguna prueba, de haber recibido un apartamento de tres pisos en Guarujá, una ciudad balnearia de clase media cercana a San Pablo, como soborno por facilitar los contratos entre Petrobras y oas, otra gran constructora. La propiedad nunca perteneció a Lula, ni él ni su familia vivieron nunca allí, pero sobre la base de esta condena (que cuatro años después sería anulada por el Supremo Tribunal Federal), Moro ordenó la reclusión del ex-presidente.

Lula da Silva fue detenido el 7 de abril de 2018, seis meses antes de las elecciones presidenciales, cuando era el favorito en todas las encuestas. Quedó recluido en una celda individual de 15 metros cuadrados en la sede de la Policía Federal, en Curitiba, durante 580 días. Se trató claramente de una maniobra política para inhabilitar su candidatura, lo que acabó abriendo el camino para la elección de Bolsonaro.

Sergio Moro había asegurado en 2016 que «jamás entraría en política». Pero, dos años después, Brasil veía como su juez estrella entraba en el Gobierno de Bolsonaro, ocupando la cartera de un superministerio formado por la unión del Ministerio de Justicia con el de Seguridad Pública, por lo que tenía a su cargo la Policía Federal también.

¿Por qué Lula pudo volver a presentarse a elecciones?

En 2021, el Supremo Tribunal Federal determinó que en aquel proceso Moro fue parcial y ejerció una persecución política contra el expresidente y líder del Partido de los Trabajadores. Los jueces entendieron que cometió ilegalidades en la instrucción del proceso, usando arbitrariedades y hasta la pinchadura de teléfonos del equipo de abogados del expresidente.

El ex-presidente recuperó sus derechos políticos después de que, en el transcurso de 2021, el Supremo Tribunal Federal anulara los juicios que lo condenaban, debido a las numerosas irregularidades cometidas por el ex-juez Moro y los fiscales vinculados a él.

 Desde entonces, todas las encuestas muestran que Lula ganaría cómodamente una segunda vuelta contra Bolsonaro o cualquiera de los demás que han anunciado candidaturas hasta ahora –incluido Moro, quien dejó el gobierno de Bolsonaro en abril de 2020 y anunció su candidatura presidencial en noviembre de 2021–.

La campaña electoral de Bolsonaro se nutrió de las técnicas de Steve Bannon, el estratega de Donald Trump, con un uso masivo de la desinformación, en especial en las redes sociales. Una vez en el gobierno, el ex-capitán, quien fuera expulsado del Ejército por indisciplina en 1988, se hizo mundialmente famoso por sus furibundos ataques contra el omnipresente «comunismo», las feministas, los homosexuales, los negros, los ecologistas, los pueblos indígenas, los medios de comunicación y la Organización de las Naciones Unidas (onu); pero también por sus probados vínculos (propios y a través de sus hijos) con las milicias paramilitares de Río de Janeiro, por su constante exaltación de la dictadura militar, el elogio del uso de la tortura, sus apologías de la violencia y de las armas, y sus estrechos vínculos con las iglesias evangélicas fundamentalistas.

El gobierno de Bolsonaro estuvo marcado desde el primer día por una presencia e influencia militar sin precedentes en tiempos democráticos (su vicepresidente es un general retirado del ejército, Hamilton Mourão, y más de 6.000 oficiales ocupan cargos en todos los niveles de su administración, incluso como ministros15). Una sombra de dictadura se cierne sobre el ex-capitán, ya que ha amenazado abiertamente con un golpe de Estado en varias ocasiones y ha intimidado constantemente al Tribunal Supremo, una de las pocas instituciones que se le han resistido, al menos en parte.

“Yo no soy violador, pero si lo fuera, no la iba a violar porque es muy fea» (Jair Bolsonaro en 2003 a la diputada del Partido de los Trabajadores María del Rosario, mientras se debatía una ley sobre la violación).

Algunos incidentes notables durante el mandato de Bolsonaro incluyen los 39 kilos de cocaína descubiertos a bordo del avión presidencial durante un viaje oficial a España, episodios de corrupción grandes y pequeños, encuentros cordiales y selfies con líderes de extrema derecha y autoritarios de todo el mundo (incluyendo a Trump en eeuu, Marine Le Pen en Francia, Matteo Salvini en Italia, Viktor Orbán en Hungría y Benjamin Netanyahu en Israel).

«No es una cuestión de colocar cupos de mujeres. Si ponen mujeres porque sí, van a tener que contratar negros también». (Jair Bolsonaro)

El gobierno de Bolsonaro ha utilizado la diplomacia brasileña para atacar el sistema de derechos humanos de la onu y estrechar alianzas con Arabia Saudita y otros países oscurantistas para impedir acuerdos a favor de la igualdad de género. Y mientras la deforestación en la Amazonia alcanzaba niveles sin precedentes (13.000 kilómetros cuadrados de selva destruidos entre agosto de 2020 y julio de 2021), Bolsonaro se negó a asistir a la cop 26 en Glasgow en noviembre de 2021. En el lado grotesco, para la delirante aprobación de sus partidarios, entre muchos episodios, Bolsonaro ha utilizado las redes sociales para tachar de «mocosa» a la activista medioambiental Greta Thunberg, para acusar al actor Leonardo Di Caprio de «dar dinero [a las ong] para incendiar la Amazonia», y para burlarse del aspecto físico de la primera dama francesa Brigitte Macron.

«No hacen nada. Más de mil millones de dólares al año estamos gastando en ellos» (sobre los brasileños con ascendencia africana).

Lo de Bolsonaro no es solo retórica. Su gobierno ha profundizado el modelo económico neoliberal introducido por primera vez en Brasil a principios de la década de 1990, recortando indiscriminadamente el gasto público, incluso para los servicios de educación y salud. El presupuesto del Ministerio de Ciencia y Tecnología, del que dependen todas las instituciones de investigación del país, fue recortado en 87%16 y en 2022 será poco más que simbólico. Por sobre todas las cosas, la gestión de la pandemia de covid-19 del gobierno de Bolsonaro ha sido literalmente catastrófica, lo que ha hecho de Brasil el segundo país con mayor número de víctimas en el mundo después de eeuu: 618.000 muertes registradas a finales de diciembre de 2021.

A pesar de que a algunos no dudaríamos a quien elegir, esta elección es un espejo de lo que está pasando en el mundo y mucho más fuerte en Latinoamérica, en Argentina no estamos muy lejos de que esto pase, queda en manos de los  gobiernos progresistas y de izquierda demostrar capacidad para resolver los problemas estructurales y las desigualdades sociales, de lo contrario la derecha y su idea de una patria excluyente que resguarde los privilegios de unos pocos, seguirá cosechando cada vez más adeptos y el discursó de odio seguirá colocando muchos Moros y Bolsonaros por los Países del mundo.

Fuente:

https://nuso.org/articulo/regreso-lula-brasil-rodillas/

https://www.pagina12.com.ar/

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